martes, 23 de diciembre de 2014

El mito de los estilos de aprendizaje



Sabias palabras de Ani Aharonian:

Una búsqueda de la literatura sobre los estilos de aprendizaje revela miles de artículos de revistas especializadas, libros, presentaciones en congresos, artículos de revistas, páginas web, etcétera. El gran volumen de la literatura puede sugerir que la hipótesis en el centro de la teoría, que adecuar el estilo de enseñanza al estilo de aprendizaje de los alumnos conduce a un mejor aprendizaje, ha sido bien estudiada, pero eso sería incorrecto. Los académicos que han hecho el inventario de esta literatura han señalado que en su gran mayoría es teórica y de carácter descriptivo y no empírico y no suele aparecer en revistas revisadas por pares. Peor aún, muy pocos de los estudios empíricos eran metodológicamente fuertes ni ofrecían grupo control asignado al azar. Los pocos estudios restantes, incluyendo éste, el más reciente, no apoyan la hipótesis de los estilos de aprendizaje.

En el mejor de los casos, los instrumentos que supuestamente miden los estilos de aprendizaje realmente sólo miden las preferencias de estudio. Lo que es más, un creciente cuerpo de investigación psicológica sobre metacognición demuestra que nuestras creencias sobre cómo procesamos la información y cómo aprendemos en realidad pueden estar bastante equivocadas, ya que la gente predice un rendimiento superior con métodos de instrucción que finalmente producen resultados inferiores. Por lo tanto, es ideal medir objetivamente las mejoras en el rendimiento, en lugar de usar autoinformes de percepción sobre la eficacia.

Se necesita un enfoque basado en la evidencia para evitar el despilfarro en intervenciones educativas ineficaces. La teoría de los estilos de aprendizaje, a pesar de su gran popularidad, no ha logrado aportar pruebas suficientes de ser una herramienta educativa valiosa. Al centrarse en enseñar con las fortalezas de los estudiantes, este enfoque también pierde una importante oportunidad para animar a los estudiantes a trabajar en el desarrollo de sus debilidades. El enfoque de los estilos de aprendizaje también brinda una excusa para los malos resultados, en detrimento de los estudiantes que no reconocerán la necesidad de hacer cambios o buscar ayuda.

Ojalá La educación prohibida hubiera empezado por ahí, en vez de ir haciendo afirmaciones gratuitas extraordinarias y dándolas por ciertas sin ninguna evidencia que las respalde.

(Imagen: © Duncan Hall, usada bajo la licencia genérica Creative Commons Attribution 2.0)

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