lunes, 7 de enero de 2013

Superstición se cobra la riqueza vegetal de Japón

La creencia de que ciertos animales -o sus partes- poseen propiedades mágicas ha incrementado salvajemente la caza y el maltrato animal, y ha conseguido poner en riesgo la diversidad de muchísimos ecosistemas.

Bueno, pues la flora no se queda atrás. La creencia japonesa de que existen ciertos árboles sagrados, los shinboku, ha conseguido que los estén matando masivamente, para vender su madera 'sagrada':

Desde el mes de septiembre, un misterioso malvado está tratando de acabar con varios de estos árboles, de más de 500 años de antigüedad. Y este asesino en serie ya ha tenido éxito en varias ocasiones. Su imperio de terror vegetal se extiende a través de 5 prefecturas diferentes del país, y los responsables de los templos ya han dado la voz de alarma.

En Septiembre se dio el primer caso, en el templo de So-Kawachi Daimei, en la prefectura de Eime, una ciudad cerca de las montañas. Dicho templo cuenta con un par de cipreses sagrados con más de 500 años.

Un buen día se encontraron varios agujeros en la base del tronco. De pronto, sus hojas comenzaban a marchitar. Tras unos exámenes, se encontraron restos de herbicidas en esas oquedades. El 26 de diciembre se decidió cortar el árbol: el veneno había deteriorado todo el tronco y amenazaba con hacerlo caer en cualquier momento. Por supuesto, se realizó una ceremonia en su honor, con rezos en agradecimiento por proteger el santuario todo estos años.

“Durante mucho tiempo, estos árboles y yo hemos cuidado de este santuario. Sin los árboles, sólo queda el vacío”, dijo el sacerdote con pesar antes de terminar la ceremonia.

Pero el triste caso del famoso Daimei no ha sido más que el primero de una serie de ataques. Desde septiembre se han encontrado hasta 14 casos en diferentes zonas, todos con el mismo modus operandi: agujeros taladrados en el tronco y un producto químico inyectado para acabar con la vida del ‘Goshinboku’ (que significa literalmente “árbol sagrado”).

¿Quién lo hace, y por qué? La policía tiene una teoría: los árboles fueron envenenados para acceder a su madera sagrada, un material muy buscado para material de construcción. Un mueble hecho con esta madera puede alcanzar precios muy altos.

Y así, las creencias irracionales no sólo acaban con la biodiversidad de fauna del planeta, sino que también se empiezan a cobrar la riqueza vegetal.

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